Hay una voz única que conoce nuestro nombre.
Recorrer una ciudad que no es la tuya tiene un encanto que no se puede describir. Es como ir descubriendo pequeños secretos a cada paso, como pasar las páginas de un libro y develar una nueva emoción con cada palabra. Aquella era una ciudad de árboles y lluvias inesperadas, de charlas amenas, de gente amable.
Esta vez me quedo corto de palabras para describir aquellos días, cada minuto queda en mi memoria como un sueño imperecedero, y en especial aquellos que pasaron volando con sólo oír tu voz.
El universo resplandeciente te aguarda, y eso lo sabía antes de conocerte.
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