Suspiro las lunas de agosto...

viernes, septiembre 3

En día de mayo

Vaya que ha sido un largo camino, he estado sentada por horas y mis pies empiezan a acalambrarse. Quisiera pensar que estoy sentada sobre el pasto verde, sintiendo la humedad de el y su natural nacimiento, pero no es nada mas que el molesto tiempo transcurriendo aquí.
¿A veces me pregunto...? En realidad quisiera preguntarme algo, pues las preguntas reales, aun no han de aparecer. Nada de preocupaciones, ni de parajes complejos.No escucho más que risas y pláticas en voz baja que parecen zumbidos de abeja repiqueteando todo un día entero y después padecer las consecuencias en la noche silenciosa, esperando de nuevo el sonido ensordecedor.

¡Basta!... me está matando este asiento vacío a mi izquierda, quizá debí perderme en la beatitud de mi sueño y desentenderme de la bochornosa falsedad de esos "melódicos sonidos": para luego encontrar, al abrir los ojos, lo que en verdad he esperado. Aunque resulta de lo más tedioso tratar de desaparecer.
Parece sencillo entender que los demás disfrutan su viaje, mientras yo, trato de no charlar con el vacío izquierdo.
Hasta que todo pasó como un rayo de diluvio en mayo, moroso y vehemente.

Solo bastó un segundo para oír decir: Sí, ese es mi nombre. Y ahí, comenzaron las preguntas...

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