Suspiro las lunas de agosto...

domingo, septiembre 5

"Viejo estúpido, aprenda a manejar"... Esa señorita si que debió llevar prisa. Hubiera sido mas adecuado decir "¡Es una suerte que siga manejando, viejo!": menos inofensivo y más cierto.

Despegué las llaves y el dolor de huesos me atacó de nuevo, intente ignorarlo y guardé lasl laves en mi bolsillo y al abrir la puerta... una nube grande, oscura, con destellos de colores, de todos los colores, aterrorizante pero a la vez tan hermosa, me nubló la vista por completo. ¿Qué demonios fué eso? Pronto parpadeé un ciento de veces para borrar la nebulosa, en vano. Dejé pasar unos segundos y la nube fue aclarándose poco a poco. Y de pronto…

¡Cielos! jamás me había encontrado tan... ¿renovado?, sentí mis huesos como nuevos, mis pies y mis manos mas rápidas de lo que había podido hacer los últimos días. Ya no me dolían como hace unos segundos Y mi piel... ¡Mi piel! tan hermosa, con un color tan vivo. No entendí que había pasado pero, esto estaba siendo maravilloso.
Caminé unos 10 pasos solo para ver que tan bien me sentía haciéndolo y efectivamente. ¡Victoria!. Si: algo raro estaba pasando, aunque bueno.
Camine hacia mi casa, ahora tenia mil cosas que quería hacer hace años. Limpiar mi garaje, acomodar los documentos que dejé abandonados en las repisas llenas de polvo, quizá también arreglar mi auto (ese sonido no me estaba gustando). Tantas y tantas cosas que dejé.

Pasaron las horas y termine las cosas que tenia que terminar... sobraba tiempo aún. Y la luz del día seguía viva. Decidí salir al porche de la casa... y al abrir la puerta una bocanada de luz me ataco, a mí y a mi cuerpo nuevo y joven. De pronto la luz no era solo un montón molestando, era Julia. Mi dulce Julia.Sentí otra vez su piel, tibia, luminosa, real y viva. La última vez que la toqué estaba tan fría, tan quieta: que ahora sentir su calor, su blanca sonrisa, su profunda mirada borraba los 2 años de soledad a los que me había encadenado.
Se veía tan hermosa como siempre, como el día que por primera vez la vi y el día que la vi morir. El lunar en su mejilla izquierda, sus hoyuelos al sonreír, su cabello quebrado y dorado. Su piel cristalina... volví a ser suyo.Y me dijo -¿Recuerdas? Hasta la eternidad-

Un último sonido pude oír: Está muerto

No hay comentarios: